Fútbol sin fundamentos

Tras la noche de reflexión pertinente, se impone el correspondiente análisis post-partido: puta mierda.

Por partes:

- Cualquier parecido del Tohu con un equipo fue pura coincidencia. Dos líneas separadas, un hueco enorme en el centro y ni una segunda opción.
- Actitud. Prometo que deja de ser divertido cuando sólo chutan y no dejan de llegar. El día que no salen las cosas, hay que correr y echar casta. Por lo menos, para entrar en calor.
- Fé. Imprescindible para ganar los partidos. Dejamos de tenerla en la segunda llegada de los rivales, y así es imposible.

Soluciones propuestas:
- Seminario de Team Building Cañas y Tapas. En estas fechas tan señaladas, se impone.
- Partidillo de Navidad tradicional. ¿Día 23 o 24?. Buscamos sparring.
- Mercado de invierno.

Cualquier feedback es bienvenido.

¿Quién le debía dinero al árbitro?

No ha podido ser otra cosa. O alguno de nosotros le debía dinero o alguien se había acostado con su hija. El caso es que jamás he visto semejante iniquidad sobre un campo de fútbol. Agresiones sin castigo, estúpidas compensaciones, persecución y falta de profesionalidad... todos estos ingredientes se han dado en el mayor atraco nunca visto en el deporte.

Impotentes ante el festival de vejaciones, discriminaciones y persecuciones, el Tohu ha sufrido lo indecible para caer de pie, como los bravos.

¿Qué nos queda? Quizá sólo presentar una reclamación que se antoja infructuosa en la oficina del Patronato. Eso o pedir la ficha al "colegiado" la próxima vez. Para no olvidarnos de él, he recuperado una simpática foto del mismo con Jean Renó y Patrick Bruel. Tocando las narices o las orejas, como no podía ser de otra manera. Lo que no sabemos es lo que hace con la otra mano. La tendrá en el pito, supongo.