
Ha costado, ha habido que pelearlo, pero el Pampu ha cumplido su promesa y ha marcado el gol de la jornada, reivindicándose como el crack que la afición esperaba ver. Sólo él podía recoger ese balón dividido y colocarlo en la escuadra en un gesto técnico que ha dedicado a sus sobrinos.
El equipo no ha desmerecido el toque sutil del Pampu y ha sabido superar el juego subterráneo del rival para imponerse por un 5-2 que se antoja corto en vista de los méritos de una y otra escuadra. Por jugar bien, ha jugado bien hasta el portero...
